jueves, 4 de junio de 2009

Consciencia

Siguendo con el tema de la anterior entrada, terminada de forma algo abrupta debido a la falta de tiempo, voy a continuar explicando mis impresiones acerca de la consciencia, y cómo se ve alterada debido a ciertos agentes externos.

Antes deberíamos ponernos de acuerdo acerca de qué es exáctamente la consciencia. Según la RAE se trata del "Conocimiento inmediato que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones." Su etimología hace referencia a adquirir conocimiento (com = con y scire = conocer, saber. Con conocimiento) pero en la definción tenemos el matiz de inmediato, es decir, intuitivo e instantáneo.

Con esto quiero recalcar que la consciencia y la razón son agentes distintos, ya que esta última es un proceso no inmediato, ya que necesita de una sucesión temporal de actos mentales -no intuitivos- para cumplir su función, la cual no es otra que analizar información, ese acto tan común al que llamamos pensar.

Así como la mayoría de procesos mentales tales como el razonamiento, las emociones, etc. han sido identificados por los neurobiólogos como actividad en ciertas áreas del cerebro; en cambio, la consciencia, ese lugar donda la información se interpreta subjetivamente, donde las frecuencias de onda se convierten en colores, las moléculas químicas en olores, en definitiva, donde los estímulos directos -externos e internos- se transforman en una experiencia, un presente, una realidad... ese lugar aún no ha sido encontrado.

La consciencia se encuentra -en mi humilde opinión- por detrás de la razón, más profundamente arraigada en nuestra psique. Podemos creer que se trata de un proceso biológico, pero hasta que la ciencia no se pronuncie al respecto seguirá siendo un misterio. La única línea de investigación directa que nos queda, a los que no somos neurobiólogos, es la experimentación directa a través de la alteración de la consciencia.

Existen muchos estados de consciencia, más allá de los cotidianos de sueño y vigilia; también existen muchos y muy diversos métodos para alterarla o transformarla. Un método muy común a lo largo de la historia del hombre ha sido alcanzar estos estados mediante la mortificación del cuerpo: el hambre, el cansancio y el dolor se han predicado como excelentes formas de alcanzar esos estados de la mente tan perseguidos por los místicos de todas las religiones, en todas las edades.

Personalmente considero estos métodos poco apropiados para la experimentación directa, ya que disponemos de técnicas menos agresivas para la salud; y no me estoy refiriendo únicamente a los fármacos visionarios, ya que existen técnicas respiratorias, meditación, etc. Sin duda alguna el método más sencillo y directo es el uso de fármacos, aunque no deja de tener inconvenientes. La inmediatez y la facilidad con que se alcanzan estados de la mente que cualquier no iniciado calificaría de "incomprensiblemente terroríficos" son puntos a tener en cuenta a la hora de planear una sesión de este tipo.

Más adelante continuaré con mi análisis. Que tengais un buen día.

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