martes, 26 de mayo de 2009

Buscando Viaje

Me he dejado la familia farmacológica más interesante para el final de forma intencionada, por ser sin duda alguna el grupo de familias químicas más fascinante y sobrecogedor, ya que las experiencias que ofrece son difícilmente comparables con casi cualquier otra experiencia humana.

El uso de fármacos psiquedélicos es tan antiguo como el hombre mismo, y ha dejado una enorme impronta tanto en el arte como en la cultura y las creencias de los pueblos.

Estas sustancias nunca han sido de uso común ni lúdico; más bien se reservaban para acontecimientos importantes (rituales de paso) y manejados por personas experimentadas en su uso e interpretación. No es extraña esta especialización y secretismo: los fármacos visionarios, aunque totalmente inocuos a nivel fisiológico, pueden causar una profunda impresión psicológica causada por la intensidad y la [...] de la experiencia, por lo que no todo el mundo está preparado para tomarlos, bajo el peligro de escarbar demasiado en regiones de la consciencia que habrían preferido no desvelar.

Es difícil expresar con palabras una experiencia de este tipo, especialmente si la persona que te escucha (o lee) no dispone de información de primera mano. Hay mucha literatura sobre el tema, aunque mi ensayo favorito al respecto es sin duda Las puertas de la percepción, de Huxley. En él puedes leer de primera mano una experiencia con mescalina por parte de una de las mentes más lúcidas de su tiempo, cuando todavía no existían prejuicios sociales contra estos fármacos, ya que su descubrimiento por parte de la comunidad científica moderna era muy reciente.

Un detalle muy curioso respecto a estas descripciones es que todos los autores que describen estados alterados de consciencia, a pesar de ser experiencias totalmente subjetivas, y que los escépticos no se cansan de tildar de "absurdas" o "alucinaciones"; a pesar de los profundos cambios que se producen en la percepción y el razonamiento, existen patrones comunes que suelen repetirse, y que se pueden comprobar simplemente haciendo un viaje similar al que ellos hicieron.

Quiero decir que las experiencias vividas en estos alterados de consciencia son completamente reales, en el sentido de que lo que percibimos está ahí (a no ser que lo hayamos creado nosotros, ver más adelante) igual que estaba antes, sólo que nosotros hemos cambiado y lo percibimos de forma distinta, más pura y desnuda. Esto se debe a que estos fármacos nos permiten percibir la realidad sin el filtro del ego, que clasifica y sesga la información a medida que va llegando a la consciencia; sin ese filtro los estímulos llegan a la consciencia sin ser censurados previamente por nuestra selectiva mente.

Por supuesto que no todo lo que percibimos es real. Tampoco lo es en un estado ordinario de consciencia. Buena parte de lo que creemos real no es más que una proyección de nuestros pensamientos, ideas y prejuicios; la diferencia en un estado no ordinario de consciencia es que nuestra capacidad de proyectar nuestros pensamientos es mucho más realista, hasta el punto de no poder distinguirla de la propia realidad. Crear la realidad a nuestro paso puede ser divertido, pero yo prefiero ver las cosas tal cual son, no caer en ningún tipo de autoengaño, consciente o inconsciente; por eso es necesario vigilar la mente, disciplinarla para que trabaje sólo cuando es necesario.

Este tema da para mucho, pero lo vamos a dejar aquí de momento.

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