lunes, 15 de febrero de 2010

Programados para creer



Punset se supera a sí mismo con este fantástico documental, ya que el tema que trata es extremadamente controvertido, en especial para las mentes científicas, lógicamente escépticas ante la existencia de lo sobrenatural. Pues bien, mal que nos pese, lo sobrenatural existe y está presente en nuestra vida cotidiana, tal y como explica el psicólogo de la Universidad de Bristol, Bruce Hood.

Las creencias sobrenaturales surgen de forma innata en nosotros, de un modo mucho más intenso durante la infancia, pero que perdura durante toda la vida. Se forman debido al impulso de nuestra intuición tratando de interpretar la realidad que percibimos, al margen de la razón pura y verbal.

Debemos admitir que no somos seres completamente racionales. De hecho, la razón tal y como se concibe en occidente existe tan solo desde hace unos pocos millones de años -tal vez menos- mientras que el profundo pozo de irracionalidad que contiene nuestra psique se alimenta de una historia que empezó con el origen de la vida, tal vez incluso antes.

No debemos subestimar la capacidad de nuestro lado irracional: el instinto, las emociones, los sentimientos, todo ello forma parte de lo que somos, y negarlo sería tratar de ocultar una parte esencial de nosotros mismos.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Las plantas fumables


"Ante todo, no perjudicarse"

"Todo y nada es nocivo: lo que cuenta es la dosis que ingerimos"

"Si haces restricciones, no te extrañe que notes sus efectos"

Alain Saury





Me encontré este libro por pura casualidad. Al verlo, me llamó la atención, como se la habría llamado a cualquier farmacófilo en general, especialmente a un aficionado a la poco saludable costumbre de fumar. Su contenido me sorprendió aún más: un extraño y variopinto catálogo de sustancias vegetales, todas ellas indicadas -según su autor- para ser fumadas. La lista incluye viejos conocidos, como el opio y el cannabis, pero también plantas de las que jamás había oído hablar, así como otras que nunca se me hubiera ocurrido fumar, como el girasol o el maíz. Cada planta se trata en detalle, y se describe en este orden: Sinónimos, Etimología, Historia, Descripción, Distribución, Recolección, Composición, Propiedades y Usos, Formas de Empleo, Fumación.

Es un libro sorprendente en cuanto fumar se ha convertido en una costumbre muy mal considerada socialmente, no ya digamos desde un punto de vista médico. Por eso es realmente extraño encontrar un tratado sobre plantas fumables, totalmente objetivo y sin consideraciones morales sobre la costumbre de fumar. No conozco al autor y no puedo confirmar la veracidad de sus afirmaciones, ya que atribuye increíbles propiedades médicas a una gran variedad de plantas, pero no puedo negar que, como fumador, he disfrutado leyéndolo, incluso a pesar del lenguaje ligeramente anacrónico con el que está escrito, algo incomprensible en un libro publicado en 1980.

Os dejo con el prólogo íntegro, es una excelente introducción al tema y no le sobra ni una coma. Después haré algunas consideraciones.

"Cuando se habla de tabaco, de opio o de cáñamo indio, el hecho de fumar aparece como un acto tan natural y antiguo como puedan serlo comer y beber. Excepto algunas publicaciones muy especializadas, algunos vagabundeos superficiales y extentos de espíritu crítico o ciertas publicaciones sobre las drogas en general, esta "técnica de consumo" nunca ha sido evocada como un problema real ni ha sido objeto de un estudio sistemático. El trabajo de Alain Saury sobre las Plantas Fumables es, pues, la ocasión privilegiada para puntualizar en esta materia.

El acto de fumar, para el que los ingleses han acordado el nombre de the smoking y que nosotros podríamos denominar "fumación", pertenece al conjunto a la vez complejo y restringido de las técnicas de consumo utilizadas por el hombre. Podemos proponer una clasificación sumaria:
  1. Comer, beber, mascar.
  2. Inhalar y fumar.
  3. La toma, dirigida esencialmente a la nariz.
  4. Perforaciones y picaduras, siendo la piel el medio de acceso.
Tal clasificación por zonas corporales, por "núcleos de impacto", es desde luego inexacta en la medida que no tiene en cuenta la variedad de formas de penetración referentes a las materias (sólidos, líquidos, humo, vapores, polvos, etc.), pero pone en evidencia la especificidad del grupo que aquí nos interesa (inhalar-fumar) y sobre todo su ambigüedad. Este último carácter ha suscitado, en efecto, numerosos errores e imprecisiones sobre las plantas históricas y etnológicas. Esta ambigüedad es la que quisiéramos desvelar en esta introducción.

Pueden ser inhalados tres elementos, tomando la palabra en sus sentido más amplio: olores, vapores o gases y humo.
  • Los olores llegan al cuerpo humano por difusión en el aire. No producen en principio efecto más que en el olfato. Algunos de ellos pueden provenir de la combustión de materias, como el incienso que se presenta en forma de humo. La respiración de olores es pues una técnica indirecta y difusa a la vez.
  • Los vapores o gases, utilizados con fines médicos o como drogas, son inhalados por aproximación a su fuente de emisión. Cerca de las "fumaciones", muy usadas en medicina clásica, o de las máscaras de éter se pueden situar los poppers, cuya moda nos viene de U.S.A. La inhalación, que toma aquí un sentido más limitado, es una técnica indirecta pero concentrada.
  • El humo, obtenido por combustión de materias generalmente, vegetales, puede ser inhalado (técnica indirecta) o fumado (técnica directa).
La inhalación reposa sobre un principio simple: un foco fijo al que el individuo se aproxima al máximo para captar el humo.

El hecho de fumar implica, por el contrario, un desplazamiento del objeto fumable hacia el hombre. Permite una cierta movilidad y una mayor concentración, pero precisa técnicas relativamente complejas: pipas, cigarros, puros.

No vamos a entrar aquí en las polémicas habituales sobre la historia del acto de fumar, y en particular de la pipa. Diremos solamente que muchos errores son debidos al manejo demasiado precipitado de fuentes arqueológicas inciertas. Prevenimos, además, de que lo expuesto aquí va a contracorriente de juicios establecidos, y contradice los trabajos de algunos arqueólogos (los primeros desvaríos sobre la antigüedad de la pipa remontan en Francia a 1856).

En el mundo antiguo (Europa, Asia, África) antes del descubrimiento de América, la única técnica conocida era la inhalación. Sin embargo era tan poco utilizada (por ser poco eficaz) que siempre es descrita por los cronistas, viajeros o médicos como una práctica excepcional y sorprendente. Así en el caso de Heródoto, que describe el uso del cáñamo por los escitas, o de Plinio, aconsejando la inhalación del humo de las plantas y proponiendo una técnica que calificaba de extraña.

Con la excepción quizá de ciertas regiones de Etiopía donde se encuentran ciertos vestigios del siglo XIV, la pipa es un objeto desconocido hasta el siglo XVI. Por otra parte, el uso del cáñamo o el opio es evocado en este período en forma de bebidas o preparaciones alimenticias.

En cuanto al tabaco, es patrimonio del Nuevo Mundo. En 1930, Berthold Laufer, director del Field Museum de Chicago, pone en cuestión la tradición de la eternidad de la pipa: "ninguna evidencia histórica permite establecer la opinión según la cual la costumbre de fumar cáñamo ha precedido a la de fumar tabaco (en el mundo antiguo). Ni en la antigua India, de donde el cáñamo es originario, ni en el mundo islámico encontramos la menor manción de tal práctica antes de la introducción del tabaco. Es verdaderamente cierto que la moda de fumar cáñamo en pipa nace únicamente por imitación de prácticas tabáquicas. Antes, las preparaciones de cáñamo eran ingeridas en forma de píldoras."

Nada ha venido hasta ahora a contradecir estas líneas.

Incluso en América, lugar de origen del tabaco, se ha comprobado que la difusión de la pipa era un fenómeno limitado y progresivo antes de la llegada de los europeos. Por lo tanto hay que considerar la pipa, y posteriormente el cigarro y el puro, como fenómenos históricos, como técnicas que han seguido los rumbos caprichosos de los movimientos humanos y han conocido evoluciones precisas. Al período de difusión (logado a las exportaciones y colonizaciones de los siglos XVI y XVII y sobre todo al comercio de esclavos) ha sucedido un período de evolución, es decir, de adaptación.

Por una parte, la inhalación primaria del humo desaparece donde existía. Por otra, mientras la "fumación" del tabaco se adaptaba a las tradiciones y costumbres de los pueblos a los que llegaba, otros productos favorecieron pronto la nueva técnica e introdujeron diversas modificaciones. ASí, por ejemplo, el fogón de la pipa disminuyó. Este hecho de importancia parece haber pasado desapercibido: asistimos, en efecto, a una equilibración progresiva pero rápida (de medio siglo a un siglo) entre el volumen de los fogones y la cantidad "óptima" de materia fumable, equilibrio que depende de numerosos factores: economía (rareza y precio del producto), control de depósitos de alquitrán, fuerza y acritud, efectos deseados, rapidez de combustión, etc.

Si exceptuamos algunas pipas africanas (Camerún), cuyas tallas son igualmente proporcionales a la riqueza o poder de sus propietarios, el fogón parece corresponder a una dosis comprendida entre dos extremos: un mínimo de producto para obtener un efecto sensible y un máximo más allá del cual la "fumación" completa de la dosis no es inmediatamente repetible. Para un mismo producto de uso frecuente como el tabaco, el cáñamo o el opio, las variaciones entre los fogones de grandes y pequeños fumadores de una misma región son, por otra parte, relativamente mínimas.

Después de este brevísimo panorama, habría que hablar de la aparición de la "fumación" en la medicina occidental. Por el momento, parece que las plantas fumables ocupan un lugar insignificante y no han tenido más que apariciones episódicas desde hace cuatro siglos. En todo caso, han sufrido connotaciones peyorativas que van ligadas a la idea de fumar. Podemos esperar que la obra de Alain Saury aporte una image más justa de la realidad.

Frédéric Edelmann


Quiero ampliar esta introducción con un par de ideas esenciales que a mi juicio deberían estar incluidas en este prólogo.

En primer lugar, hecho de menos la mención de las ventajas y desventajas de la "fumación" respecto a otras vías de administración, por ejemplo, respecto a la vía oral, que es la más común y popular. La respuesta es inmediata: la velocidad con que los alcaloides de las plantas llegan al cerebro y podemos disfrutar de sus efectos es mucho mayor a través de los pulmones que del estómago. Esto permite un mayor control en la dosificación, ya que podemos medir inmediatamente los efectos de la planta sobre nuestra consciencia, y decidir en consecuencia si deseamos aumentar la dosis o quedarnos donde estamos.

Al utilizar la vía oral, como por ejemplo al beber alcohol, debemos esperar a que nuestro sistema digestivo metabolice la sustancia ingerida, por lo que pasará un tiempo considerable desde que ingerimos la sustancia y notamos sus efectos. Esta es la causa principal de que el alcohol produzca tantas muertes por sobredosis, algo que nunca a sucedido con una sustancia fumada, como el tabaco, a pesar de que su toxicidad también es muy elevada.

La segunda idea que quería aportar a este prólogo se debe al lógico progreso de la tecnología también en las formas de fumar una sustancia. Debemos dar las gracias a la cultura desarrollada en torno a la planta del cannabis, que ha realizado numerosos avances tanto en el cultivo como en el uso de esta planta milenaria.

La vaporización consiste en pasar una corriente de aire con vapor de agua a alta temperatura a través del extracto vegetal que deseamos vaporizar. Este aire húmedo y caliente se impregna con los alcaloides de la planta y permite su posterior inhalación por parte del usuario sin ningún prejuicio para sus pulmones, ya que al eliminar la combustión no se generan las sustancias cancerígenas asociadas al acto de fumar. La vaporización, por tanto, es una vía de administración inocua en sí misma, que permite la adminstración de una sustancia vegetal de forma rápida y limpia, sin efectos secundarios adicionales. Es sin lugar a dudas un avance increíble en las técnicas para fumar, que tanto Edelmann como Saury habrán celebrado convenientemente.

Para terminar con este extenso artículo, os dejo con la lista de plantas que trata el libro de Saury.

Es una lista sorprendente.


viernes, 13 de noviembre de 2009

La experiencia de Isabel Allende con la ayahuasca



Las experiencias con altas dosis de sustancias psiquedélicas son siempre intensas y transformadoras. En este caso, es la genial novelista Isabel Allende la que se aventura a probar una de estas plantas mágicas tan perseguidas y condenadas por el poder establecido en su afán protector y benevolente. El relato de este significativo viaje se encuentra en el último de los libros autobiográficos de la escritora, titulado La suma de los días, que continua con el relato de la apasionante vida de su familia ya empezado en La casa de los espíritus y continuado en Paula. Allende acudió a la ayahuasca en busca de inspiración, pero tal y como deja translucir en su brillante relato, encontró mucho más que eso:

Necesitaba volver a ser la niña que fui una vez, esa niña silenciosa, torturada por su propia imaginación, que deambulaba como una sombra en la casa del abuelo. Debía demoler mis defensas racionales y abrir la mente y el corazón. Y para ello decidí someterme a la experiencia chamánica de la ayahuasca, un brebaje preparado con la planta trepadora Banisteriopsis, que usan los indios del Amazonas para producir visiones.

Willie [el marido de Isabel Allende] no quiso que me arriesgara sola y, como en tantas ocasiones de nuestra vida en común, me acompañó a ciegas. Bebimos un té oscuro de sabor repugnante, apenas un tercio de taza, pero tan amargo y fétido que era casi imposible de tragar. Tal vez yo tengo una falla en la corteza cerebral -bien que mal siempre ando un poco volada-, porque la ayahuasca, que a otros les da un empujón hacia el mundo de los espíritus, a mí me lanzó de una sola patada tan lejos que no regresé hasta un par de días más tarde. A los quince minutos de haberla tomado, me falló el equilibrio y me acomodé en el suelo, de donde ya no pude moverme. Me dio pánico y llamé a Willie, quien logró arrastrarse a mi lado, y me aferré a su mano como a un salvavidas en la peor tormenta imaginable. No podía hablar ni abrir los ojos. Me perdí en un torbellino de figuras geométricas y colores brillantes que al principio resultaron fascinantes y después agobiadores. Sentí que me desprendía del cuerpo, el corazón me estallaba y me sumía en una terrible angustia. Volví entonces a ser la niña atrapada entre los demonios de los espejos y las ánimas de las cortinas.

El periodo inicial del viaje psicodélico se conoce coloquialmente como "bajada a los infiernos". Ocurre cuando el fármaco golpea la consciencia y la sacude totalmente arrastrando al individuo a un estado mental terrorífico; es la reacción natural de nuestra mente nacional al torrente de información nueva y contradictoria que inunda nuestras sinapsis. Por suerte, el viaje continua...

Al poco rato se esfumaron los colores y apareció la piedra negra que yacía casi olvidada en mi pecho, amenazante como algunas montañas de Bolivia. Supe que debía quitarla de mi camino o moriría. Traté de treparla y era resbalosa, quise darle la vuelta y era inmensa, empezaba a arrancarle pedazos y la tarea no tenía fin y mientras crecía mi certeza de que la roca contenía toda la maldad del mundo, estaba llena de demonios. No sé cuánto rato estuve así; en ese estado el tiempo no tiene nada que ver con el tiempo de los relojes. De pronto sentí un golpe eléctrico de energía, di una patada formidable en el suelo y me elevé por encima de la roca. Volví por un momento al cuerpo; doblada de asco, busqué a tientas el balde que había dejado a mano y vomité bilis. Náusea, sed, arena en la boca, parálisis. Percibí, o comprendí, lo que decía mi abuela: el espacio está lleno de presencias y todo sucede simultáneamente. Eran imágenes sobrepuestas y transparentes, como esas láminas impresas en hojas de acetato en los libros de ciencia. [...]

Muchas visiones extracorporales tienen un indudable componente alegórico. Es como si la consciencia sobreexcitada por el fármaco buscara una representación onírica de nuestros problemas más profundamente enterrados y de esta forma nos obligara a enfrentarnos a ellos de forma consciente.



[...] Anduve vagando por jardines donde crecían plantas amenazantes de hojas carnosas, grandes hongos que sudaban veneno, flores malvadas. Vi a una niña de unos cuatro años, encogida, aterrada; estiré la mano para levantarla y era yo. Diferentes épocas y personas pasaban de una lámina a otra. Me encontré conmigo en distintos momentos y en otras vidas. Conocí a una vieja de pelo gris, diminuta, pero erguida y con ojos refulgentes; podría haber sido también yo en unos años más, pero no estoy segura, porque la anciana se hallaba en medio de una confusa multitud.

Pronto ese poblado universo se esfumó y entré en un espacio blanco y silencioso. Flotaba en el aire, era un águila con sus grandes alas abiertas, sostenida por la brisa, viendo el mundo desde arriba, libre, poderosa, solitaria, fuerte, indiferente. Allí estuvo ese gran pájaro durante mucho tiempo y enseguida subió a otro lugar, aún más glorioso, en que desapareció la forma y no había sino espíritu. Se acabaron el águila, los recuerdos y sentimientos; no había yo, me disolví en el silencio. Si hubiese tenido la menor conciencia o deseo, te habría buscado, Paula. Mucho más tarde vi un círculo pequeño, como una moneda de plata, y hacia allá enfilé como una flecha, atravesé el hueco y entré sin esfuerzo en un vacío absoluto, un gris translúcido y profundo. No había sensación, espíritu, ni la menor conciencia individual; sin embargo sentía una presencia divina y absoluta.

Allende está describiendo seguramente una disolución o muerte del ego, esta vez producido por la visión previa de una representación de la divinidad encarnada en un águila majestuosa.

Estaba en el interior de la Diosa. Era la muerte o la gloria de la que hablan los profetas. Si así es morir, estás en una dimensión inalcanzable y es absurdo imaginar que me acompañas en la vida cotidiana o me ayudas en mis tareas, ambiciones, miedos y vanidades.

Mil años más tarde regresé, como una extenuada peregrina, a la realidad conocida por el mismo camino que había recorrido para irme, pero a la inversa: atravesé la pequeña luna de plata, floté en el espacio del águila, bajé al cielo blanco, me hundí en imágenes psicodélicas y por fin entré a mi pobre cuerpo, que llevaba dos días muy enfermo, atendido por Willie, quien ya empezaba a creer que había perdido a su mujer en el mundo de los espíritus. En su experiencia con la ayahuasca, Willie no ascendió a la gloria ni entró en la muerte, se quedó trancado en un purgatorio burocrático, moviendo papeles, hasta que se le pasó el efecto de la droga unas horas más tarde. Entretanto yo estuve tirada en el suelo, donde después él me acomodó con almohadas y frazadas, tiritando, mascullando incoherencias y vomitando a menudo una espuma cada vez más blanca. Al principio estaba agitada, pero después quedé relajada e inmóvil, no parecía sufrir, dice Willie.

La experiencia de Willie es muy común en las personas extremadamente racionales: no son capaces de escapar de las ilusiones creadas por su ego, el cual siempre busca aferrarse a algo cotidiano, en este caso el trabajo de oficina (Willie es abogado) sirve como barrera artificial para que Willie no alcance a ver que hay más allá de su mente racional, tanto en su interior como en el exterior.

El tercer día, ya consciente, lo pasé tendida en mi cama reviviendo cada instante de aquel extraordinario viaje. Sabía que ya podría escribir la trilogía, porque ante los tropezones de la imaginación tenía el recurso de volver a percibir el universo con la intensidad de la ayahuasca, que es similar a la de mi infancia. La aventura con la droga me embargó de algo que sólo puedo definir como amor, una impresión de unidad: me disolví en lo divino, sentí que no había separación entre mí y el resto de lo que existe, todo era luz y silencio. Quedé con la certeza de que somos espíritus y que lo material es ilusorio, algo que no se puede probar racionalmente, pero que a veces he podido experimentar brevemente en momentos de exaltación ante la naturaleza, de intimidad con alguien amado o de meditación. Acepté que en esta vida humana mi animal totémico es el águila, ese pájaro que en mis visiones flotaba mirando todo desde una gran distancia. Esa distancia es la que me permite contar historias, porque puedo ver los ángulos y horizontes. Parece que nací para contar y contar. Me dolía el cuerpo, pero nunca he estado más lúcida. De todas las aventuras de mi agitada existencia, la única que puede compararse a esta visita a la dimensión de los chamanes fue tu muerte, hija. En ambas ocasiones sucedió algo inexplicable y profundo, que me transformó. Nunca volví a ser la misma después de tu última noche y de beber aquella poderosa poción: perdí el miedo a la muerte y experimenté la eternidad del espíritu.

La fase final de cualquier viaje psiquedélico es el periodo de reflexión posterior. Es cuando realmente interiorizamos todo lo que hemos experimentado y lo convertimos en conocimientos útiles para nuestra vida. Son necesarios días o incluso semanas para asimilar toda la información generada en un viaje de este tipo, es como si concentrásemos muchos meses de experiencias ordinarias en unas horas en las que todo se vuelve extraordinario.

martes, 20 de octubre de 2009

La muerte del ego

El ego es un concepto difícil de definir, al tratarse de un fenómeno psicológico que solemos identificar con la totalidad de nuestra mente. En realidad se trata tan solo de una herramienta extremadamente útil, aunque si se nos va de las manos puede convertir nuestra vida en una pesadilla.

La función principal del ego es la de otorgar el sentido de continuidad e identidad personal a través de la vida, el sentido de que somos una entidad separada e independiente del resto del cosmos. Cuando decimos que somos extrovertidos, tranquilos o alegres estamos enumerando características de nuestro ego, nuestro yo consciente y racional.

Como todos los productos de la razón, el ego es un conjunto de ideas. Estas ideas condicionan nuestra percepción de la realidad, igualmente recurrimos a estas ideas a la hora de tomar cualquier tipo de decisión, mientras mantenemos una conversación, etc. Esas ideas sobre nosotros mismos se han ido formando a lo largo de nuestra vida, modelándose con nuestro aprendizaje y experiencia hasta convertirse en lo que nosotros somos, o más exactamente, lo que pensamos que somos.

El papel de esta herramienta parece fundamental en nuestra vida cotidiana. Nos ayuda a clasificar la realidad que percibimos (me interesa, no me interesa) y a valorarla (esto es bueno, esto es malo) a partir de nuestros conocimientos previos; lo empleamos, en definitiva, para cualquier proceso racional. El problema surge cuando esas ideas se vuelven nocivas y nos arrastran a acciones -o inacciones- terriblemente perjudiciales para nuestra felicidad y realización personal. Ocurre por ejemplo cuando nos convencemos a nosotros mismos de que somos tímidos, vagos o tristes y nos aferramos a esa idea para justificar nuestros actos.

Las ideas son ficciones de la mente. El mundo de las ideas no tiene por qué tener correspondencia con la realidad fenomenológica -el mundo real- y pocas veces se aproxima a ella. El principal motivo de esta falta de correlación entre las ideas y los fenómenos es que las primeras son rígidas, inmutables y absolutas, mientras que los últimos son cambiantes y relativos. Podemos creer que somos tímidos por algunas situaciones vividas, pero debemos comprender que eso no tiene por que condicionar el resto de nuestra vida.

La muerte del ego -también conocida como disolución del ego- es un proceso cuyo fin es destruir totalmente cualquier idea que tengamos de nosotros mismos, abandonar todo prejuicio acerca de lo que podemos o no podemos hacer y alcanzar una visión del mundo y de uno mismo completamente fluída y adaptable a cada instante. Muy pocas personas son capaces de alcanzar este estado de consciencia de forma permanente, siendo más habitual el experimentarlo de forma temporal -tras un arduo proceso de meditación o mediante el uso de fármacos psiquedélicos- y volver a "recuperarlo" al terminar la experiencia, aunque considerablemente transformado.

El entrenamiento o preparación necesarios para alcanzar este trascendente estado psicológico es simple, aunque costoso de llevar a cabo. Pasa por dejar de tomarse en serio las ideas que tenemos de nosotros mismos y poner en duda cualquier prejucio personal; también es necesario hacer un ejercicio de genealogía de las ideas: ¿por qué pensamos lo que pensamos? ¿qué sucesión de hechos y/o ideas anteriores nos ha llevado a creer en este aspecto de nuestra personalidad? Las respuestas a estas preguntas nos a ayudarán a darnos cuenta de que las ideas que conforman nuestro ego vienen de alguna parte, se fundamentan en sucesos y no son en absoluto inmutables y ajenas a la realidad.

La experiencia en sí misma no suele ser agradable. El ego se resiste a morir y nos bombardea con ideas negativas acerca de lo que está ocurriendo. Pocas veces he estado cerca de completar esta experiencia, y cuando lo he hecho mi ego ha logrado sobrevivir aferrandose a ideas absurdas, tratando de mantenerse en pie haciéndome creer en mi propia muerte o en la locura absoluta; en el fondo se trata del temor primario e irracional a lo desconocido.

Os dejo con el fragmento de un texto de Osho, un místico oriental contemporáneo.

Me siento asombrado continuamente por la gente que viene a mí y que me dice que teme al amor. ¿De dónde proviene este temor al amor? Se debe a que cuando realmente amas a alguien tu ego empieza a desaparecer y a fundirse. No puedes amar con el ego, el ego se convierte en la barrera. Y cuando quieres destruir la barrera, el ego te dice, «Esto se convertirá en una muerte, ¡cuidado!»

La muerte del ego no es tu muerte. La muerte del ego es en realidad tu posibilidad de vida. El ego es simplemente una cáscara sin vida a tu alrededor. Tiene que ser hecha pedazos y tirada. Surge de forma natural, del mismo modo que cuando un transeúnte pasa, el polvo se deposita sobre sus ropas, sobre su cuerpo y ha de darse un baño para limpiarse de ese polvo.

Al movernos en el tiempo, el polvo de las experiencias, del conocimiento, de la vida vivida, del pasado, se acumula. Ese polvo se convierte en tu ego. Al acumularse, se convierte en una cáscara que ha de ser rota y tirada. Uno se ha de bañar continuamente, cada día, de hecho, a cada instante, de forma que esta cáscara nunca se convierta en una prisión. El ego teme al amor porque en el amor la vida alcanza una culminación. Pero siempre que hay una culminación de la vida también hay una culminación de la muerte. Van de la mano.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Drogas y Sexo

El Sexo

El sexo es un aspecto esencial para una vida física y psicológicamente sana. Su práctica libre y voluntaria es una de las principales fuentes de satisfacción de nuestra vida, en otros aspectos tan aséptica e impersonal. Por desgracia, los fundamentalismos monoteístas que han modelado la realidad en último par de milenios la han convertido en anatema, rodeándola de secretismo que aún hoy, cuando en otros aspectos de nuestra existencia hemos desechado los prejuicios y supersticiones religiosas, en este aspecto continuamos sin ser totalmente libres. Buenos ejemplos de ello es la preponderancia de la monogamia, el caracter "pervertido" de cualquier manifestación pública de sexualidad, y en definitiva la falta de diversidad en gustos e inclinaciones.

Por suerte eso está cambiando, aunque sigamos a años luz de las culturas de la antiguedad, donde el sexo estaba totalmente integrado en la vida cotidiana e incluso se le otorgaba un marcado carácter espiritual. Tanto las bacanales romanas en occidente como los rituales tántricos en oriente eran rituales sexuales con la finalidad de alcanzar un estado no ordinario de consciencia, el cual se interpretaban como una comunión con los dioses (occidente) o un contacto con la consciencia universal (oriente). Por otro lado, las tradiciones taoístas estudiaban el sexo como fuente de salud, capaz de aumentar la longevidad y mejorar la calidad de vida.

Una prueba palpable del interés arcáico y universal por el sexo es la creencia de que ciertas sustancias, conocidas como afrodisíacos, son capaces de prolongar el acto sexual o convertirlo en una experiencia más intensa y significativa. Es cierto que muchas de las sustancias consideradas tradicionalmente como afrodisíacas carecen de propiedad biológica alguna, y sus efectos se deben tal vez a las fuertes creencias supersticiosas de sus usuarios y al efecto placebo asociado a ellas. También existe la creencia común de que ciertos alimentos pueden tener estas propiedades; evidentemente la buena alimentación favorece un estado físico más favorable al ejercicio sexual, sin embargo no podemos hablar de efectos biológicos a corto plazo al ingerir uno u otro alimento, por lo que el factor sexual de estas comidas "picantes" debe ser fundamentalmente psicológico.


Las Drogas

Afortunadamente sí existen los afrodisíacos. Ateniéndonos a su definición, es necesario que sean sustancias capaces de alterar el organismo, por lo que es esencial que se trate de fármacos. Entre las distintas familias farmacológicas, una de ellas no tiene ningún interés en este campo; se trata de los sedantes, que inhiben tanto el deseo sexual como cualquier otra actividad física. Es curioso como el alcohol se cuela entre los afrodisíacos tradicionales, cuando sus efectos son depresores del sistema nervioso y por tanto sólo pueden degradar la experiencia, su uso sólo se justifica como desinhibidor de miedos y prejuicos, algo que recomiendo superar previamente a la experimentación sexual abierta y sincera. Nos quedan pues dos familias con una posible utilidad en el aspecto sexual de nuestra vida.

Los estimulantes aumentan el rendimiento de nuestro organismo forzándolo a trabajar a un ritmo superior al habitual, por lo que siempre se han considerado buenas herramientas, no ya para aumentar el deseo y el placer sexual, sino más bien para aumentar la resistencia y prolongar el acto. Muchos de ellos son afrodisíacos tradicionales, como el cacao -que contiene teobromina- o el café, aunque este último no lo recomiendo por lo indigesto que puede resultar. También es bastante popular, al menos entre ciertos círculos, el uso de cocaína para prolongar el acto sexual, lo cual desaconsejo enormemente ya que este fármaco también tiene importantes propiedades anestésicas, produciendo tal insensibilidad física que es imposible gozar razonablemente de la experiencia más allá de la pueril satisfacción psicológica.

Llegamos por fin a los psiquedélicos, poderosos catalizadores capaces de transformar la consciencia y modificar la percepción. Un ejemplo bastante popular de este tipo de sustancias sería el cannabis, una sustancia con innegable potencial erótico debido a su capacidad para amplificar la percepción de la realidad, romper las convenciones sociales y despertar la sensibilidad física, muchas veces adormecida a causa de una vida excesivamente impersonal y telemática. Obviamente las dosis deben ser moderadas, en caso contrario corremos el riesgo de olvidarnos totalmente de lo que teníamos planeado y acabar haciendo cualquier otra cosa.

Cualquier psiquedélico puro -psilocibina, mescalina, LSD- es un buen candiato para la experimentación sexual; sus inexistentes efectos fisiológicos no deseados combinados con la explosión sensorial y emocional que acompaña su uso los convierten en afrodisíacos excelentes, aunque sólo los recomendaría a personas con cierta experiencia en el uso de dichas sustancias, conocedores de los oscuros rincones de su psique; en las primeras experiencias con estos fármacos es difícil dejar de percibir con estupefacción el flujo de la realidad a nuestro alrededor, más difícil aún abandonar el estado contemplativo para investigar los misterios de la sexualidad amplificada. Dicho llanamente, es bastante probable que tu interés por el sexo desaparezca totalmente cuando te encuentres en mitad de tu viaje.


El futuro

Si alguna vez llega a encontrarse algo que sin lugar a dudas pueda considerarse como un afrodisiaco efectivo, probablemente será diseñado a partir de la estructura la 2C-B. O al menos esas fueron las palabras del eminente químico Alexander Shulgin en su libro PIHKAL, un ejemplar a caballo entre el tratado de química orgánica y la autobiografía. Esta sustancia combina los efectos psiquedélicos con un fuerte componente empatógeno similar al del éxtasis, lo que la convierte en un extraño híbrido con inusitadas propiedades sexuales.

Si alguna vez llega a encontrarse algo que sin lugar a dudas pueda considerarse como un afrodisiaco efectivo, probablemente será diseñado a partir de la estructura la 2C-B. O al menos esas fueron las palabras del eminente químico Alexander Shulgin en su libro PIHKAL, un ejemplar a caballo entre el tratado de química orgánica y la autobiografía. Esta sustancia combina los efectos psiquedélicos con un fuerte componente empatógeno similar al del éxtasis, lo que la convierte en un extraño híbrido con inusitadas propiedades sexuales.

Al contrario que los fármacos visionarios comentados con anterioridad, los efectos subjetivos del 2-CB tienen un marcado componente físico fuera de lo común; parafraseando a Escohotado: abriendo a la vez puertas de la percepción y del corazón, promueve un rendimiento genital raras veces alcanzado con ninguna droga del grupo visionario, y menos aún con los llamados entactógenos.

Tuve ocasión de experimentar con esta sustancia hace algún tiempo; después de haberla probado en un ambiente lúdico, decidí compartir la dosis que me quedaba para comprobar su potencial como afrodisíaco. A pesar de que la dosis era muy baja, fué una experiencia digna de ser recordada. Espero que los químicos futuros se esfuercen en desarrollar y descubrir nuevos fármacos capaces de arrancarnos de esa mediocridad tan humana y elevarnos más allá de nuestros más oscuros deseos.

viernes, 4 de septiembre de 2009

La paradoja de Einstein-Podolsky-Rosen y la conexión con el Todo


La física moderna es un continuo quebradero de cabeza para la comunidad científica, la cual ha tenido que modificar drásticamente su concepción de la realidad -o paradigma- a lo largo del pasado siglo, a causa de los insólitos descubrimientos en este campo.

Uno de los fenómenos más controvertidos, es la paradoja que enunciaron Einstein y sus colegas para poner de manifiesto una inconsistencia en su propia Teoría de la Relatividad; trataré de explicarlo de la forma más clara posible, para que lo entienda cualquier profano en la materia (yo mismo tengo escasos conocimientos de física).

El entrelazamiento cuántico es una propiedad de las partículas que componen el universo, esta propiedad indica que dos partículas cuyos estados han quedado entrelazados; por ejemplo, dos fotones (partículas u ondas de luz) que provienen de una misma fuente, quedarán entrelazados y mantendrán ese enlace aunque queden separados a cualquier distancia, incluso si están en extremos opuestos del universo. Un observador que analizara el estado cuántico de una de esos fotones, conocería inmediatamente el estado del otro fotón; incluso si este observador modificara el estado de la partícula, la partícula enlazada cambiaría de estado instantáneamente, independientemente de la distancia.

Estas teorías, las cuales han sido demostradas recientemente, entran en contradicción con la relatividad general, la cual afirma que no puede existir una transmisión instantánea de información, ya que la velocidad máxima que cualquier cosa puede alcanzar es la velocidad de la luz. Esta transmisión de información implica que puntos distantes en el espacio pueden estar conectados de forma que exista un intercambio de información entre ellos. Mi ignorancia en estos temas me impide indicaros la cantidad de partículas cuyos estados pudieran estar entrelazados, pero si hacemos caso a la teoría del Big Bang, podríamos afirmar -y es una aportación personal, que no puedo demostrar por desconocimiento- que si al principio toda la masa del universo se encontraba concentrada en un espacio muy pequeño, tal vez esas conexiones sean innumerables.

Hasta aquí las implicaciones científicas. Vamos allá con las consecuencias filosóficas y espirituales.

La filosofía perenne, anterior a todas las religiones y común a todos los pueblos y culturas a lo largo de la historia, ya habla de una conexión entre el ser humano y la totalidad, esta última conceptualizada de muchas formas distintas, como Brahman por los hindúes, el Tao en oriente, y muchas otras personificaciones, más o menos acertadas, de esta idea subyacente. Tal vez no andaban tan desencaminados al pensar en la totalidad del cosmos como un enorme ser consciente, ahora que prestigiosos científicos plantean la idea de un Universo que se comporta como un ordenador cuántico; la idea es esencialmente la misma, sólo cambia la forma de abordar el problema.

La ciencia ha cambiado profundamente, y de forma paradójica, sus conclusiones más recientes se acercan más al misticismo que a sus anteriores creencias mecanicistas; por desgracia, este cambio de mentalidad sólo ocurre en los círculos especializados, ya que la gente común sigue atrapada en el Universo del siglo XIX, donde la física clásica y el determinismo son las ideas dominantes.

Actualización: En un reciente experimento, se ha logrado el efecto de entrelazamiento cuántico a niveles macroscópicos, usando superconductores, sugiriendo que estos fenómenos no son exclusivos de las partículas microscópicas.

viernes, 7 de agosto de 2009

Salvia Divinorum




La Salvia Divinorum, también conocida como Ska Pastora y Hierba de la Virgen, es una planta de la familia de las mentas y es originaria de México, fundamentalmente la zona de Oaxaca.

Etimología

Salvia divinorum viene del latin salvus, "salvar" y divinorum que significa "de los adivinos". De acuerdo a Wasson la identidad del psicoactivo conocido en el antiguo México como pipiltzintzintli corresponde a la planta Salvia divinorum, mejor conocida en el área de Oaxaca como ska pastora, ska María o hierba María.

El término náhuatl pipiltzintzintli significa "la más noble princiesa". Pipiltzin se refiere a algo enteramente noble. Pipiltzintzintli es un término superlativo. Denota algo no meramente sobrenatural y extraordinario, sino que excede otras cosas ya de por sí sobrenaturales y extraordinarias. Dice Wasson que si el término se aplicó a una planta, ello connota la superioridad de la planta a los ojos de nuestros ancestros. La palabra sólo podía ser usada para nombrar algo verdaderamente sagrado y altamente estimado.

Composición

El principio activo de la Salvia divinorum fue descubierto por el investigador D.M. Turner, quien lo llamó salvinorin-A. Este principio activo, a diferencia de los alucinógenos, no es un alcaloide, es decir, su molécula no contiene nitrógeno. Posteriormente se ha descubierto que contiene también otros tres compuestos que han sido llamados salvinorin-B (no psicoactivo), divinorin-C (que potencia los efectos del salvinorin-A) y loliolide (que repele las hormigas).



Cultivo

Temperatura:

Se debe evitar exponer la planta por debajo de los 10 grados centígrados (se debilitará). Por debajo de los 5 grados centígrados la planta muere. La temperatura de crecimiento ideal se sitúa por encima de los 15 grados centígrados.

Sustrato:

Las plantas agradecerán un sustrato bien drenado y rico en nutrientes. Aconsejamos utilizar una combinacion que funciona muy bien: 70% resaca de río, 20% de compost y 10% de perlita (también se puede reemplazar por vermiculita) más una cucharada sopera de humus de lombriz. Es bueno esterilizar el sustrato en un hornos microondas o un horno común durante unos minutos, esto ayudará a eliminar larvas, insectos u hongos que perjudicaran el normal desarrollo de la planta.

Macetas:

Las plantas de salvia necesitan un lugar amplio donde poder desarrollar sin problemas las raices. Se recomienda macetas de al menos 25-30 cm de ancho. Las macetas de barro mantienen mejor la temperatura, ayudan a la evaporación del exceso de agua pero son mas costosas, en general las macetas de plástico funcionan muy bien.

Transplante:

Si tenemos que pasar la planta a una maceta mayor o queremos transplantar una planta recien recibida debemos recordar que la salvia se estresa muy facilmente. Es bueno utilizar algún producto antishock, nuestro preferido es el Fertifox, un producto con uan buena combinación de hormona vegetal con coadyuvante vitamina B1. Este producto proporciona los medios para recuperarse del shock vegetal (decaimiento, transplante, falta de crecimiento, etc.). Es normal que luego de ser transplantada la planta no crezca durante al menos un par de semanas.

Fertilizacion:

Es recomendable utilizar fertilizantes solubles todo propósito de grado equivalente NPK: 18-13-13 o 15-30-30, según instrucciones del fabricante (se recomienda fertilizar una vez al mes con un poco menos de la dosis recomendada). La planta deberá ser abonada sobre todo en primavera y verano cuando presenta el mayor crecimiento vegetativo. Hay que ser muy prudente con la fertilización (al igual que cualquier planta) ya que cualquier exceso tendrá consecuencias nefastas para nuestras plantas.

En exteriores (obviando la cuestión del mal olor) va muy bien la emulsión de pescado, pero recordar que también atrae animales que pueden escarbar la tierra.

Riego - Humedad:

La planta de salvia ama los ambientes húmedos, pero hay que tener cuidado con el sobreriego ya que facilitará la putrefacción de las raíces. En verano se suele regar una vez a la semana a las macetas grandes, o un poco más si hay períodos de mucho calor. Si la planta se marchita un poco y las hojas muestran decaimiento lo más provable es que le este faltando agua. En invierno se suelen regar las plantas cada 15 dias aproximadamente, aunque no debe tomarse esto como regla ya que dependerá de las condiciones en que tengamos la planta.

Las hojas de plantas jovenes (sobre todo mientras estemos aclimatandolas) deberán ser asperjadas con un rociador de agua al menos 2 o 3 veces al día hasta lograr la correcta aclimatación.

Los valores estandares para el PH del agua de riego debera estar entre 5.5 y 6.0. Es ideal desclorar el agua para riego, para esto pondremos agua en un balde 1 o 2 dias antes de regar (ocasionalmente se puede remover el agua).

Iluminacion:

La salvia requiere de buena iluminación pero NUNCA SOL DIRECTO. En interiores se suele poner la planta cerca de una ventana orientada al norte donde le de luz parte de la mañana o la tarde. En exteriores (sobre todo en el verano) crece muy bien debajo de un mediasombra.

Plagas:

Es común que diversos tipos de insectos ataquen las plantas de salvia (mosca blanca, acaros, orugas, babosas, etc) sobre todo si son cultivadas en invernadero. Generalmente se pueden quitar rociandolas con la manguera el tiempo suficiente para que sean arastrados por el agua. Si este método no funciona se puede utilizar un algodon o esponja embebido en alcohol , esto hace que los bichos sean llevados por el agua. Un platito o recipiente con cerveza al raz del suelo se puede utilizar para atraer y ahogar a las babosas. Otro método consiste en rociar agua con jabón las partes afectadas.


Escala de Clasificación de la Experiencia con Salvia Divinorum

Esta escala, creada por Daniel Siebert para medir los efectos subjetivos de la Salvia Divinorum, es una buena referencia sobre "qué esperar" de una experiencia con esta planta:

Nivel 1 – “S” representa los efectos Sutiles. Un sentimiento como de que “algo” esta pasando, aunque es simplemente difícil de decir que es lo que pasa. Relajación e incremento en la apreciación sensual pueden ser notados. Este suave nivel es útil para la meditación y puede facilitar el placer sexual.

Nivel 2 – “A” representa la percepción Alterada. Colores y texturas se encuentran más pronunciados. La apreciación de la música puede aumentar. El espacio puede presentarse con menor o mayor profundidad de lo normal.

Nivel 3 – “L” representa el estado visionario de la Luz. Visuales con los ojos cerrados (imágenes claras con los ojos cerrados: patrones fractales, imágenes similares a enredaderas y otros patrones geométricos, visiones de objetos y diseños). Las imágenes son generalmente en dos dimensiones. Si tus ojos se encuentran abiertos efectos visuales ocurren, estos generalmente son vagos y fugaces. En este nivel, fenómenos similares al fenómeno de la hipnagogia que alguna gente experimenta al comienzo del dormir ocurren. En este nivel, las visiones se perciben como hermosas pero no se confunden con la realidad.

Nivel 4 – “V” representa lo que es el estado visionario Vivido. Complejas escenas tridimensionales aparentemente reales ocurren. A veces se escuchan voces. Con los ojos abiertos, el contacto con la realidad conceptual no se pierde totalmente, pero cuando cierres tus ojos tal vez olvides acerca de la realidad conceptual y entres en una completa escena de ensueño. Viajes chamanísticos a otras tierras extranjeras o imaginarias; encuentros con seres (entidades, espíritus) o viajes a otras eras pueden ocurrir. Puedes incluso vivir la vida de otra persona. A este nivel has entrado al mundo de los chamanes. O si lo prefieres: estas en “tiempo de sueño”. Cuando tus ojos están cerrados, experimentas fantasías (como sueños que ocurren con su propio contexto de historia). Mientras tus ojos están cerrados tal vez creas que están realmente ocurriendo. Esto se diferencia de las hermosas visiones del nivel 3.

Nivel 5 – “I” representa existencia Inmaterial. En este nivel, uno puede que ya no este conciente de poseer un cuerpo. La consciencia permanece y algunos procesos del pensamiento todavía son lúcidos, pero uno se encuentra completamente involucrado con la experiencia interna y pierde todo el contacto con la realidad conceptual. El individuo puede estar perdido; uno experimenta la fusión con Dios / Diosa, mente, consciencia universal, o bizarras fusiones con otros objetos reales o imaginados (Ej. : experiencias como unirse con una pared, o un mueble). En este nivel se es imposible funcionar en la realidad conceptual, pero lamentablemente alguna gente no permanece quieta sino que se mueve alrededor mientras se encuentra en este confundido estado. Por esta razón un cuidador es esencial para asegurar el bienestar del que esta viajando en estos profundos niveles. Para la persona que está experimentando esto, el fenómeno podría ser terrorífico o extremadamente placentero; pero para un observador de afuera el individuo podría parecer confundido o desorientado.

Nivel 6 – “A” representa el estado Amnésico. En este estado, la conciencia es perdida, o uno después es incapaz de recordar lo que ha experimentado. El individuo se puede caer, o permanecer inmóvil o vagabundear por el lugar; tal vez con comportamiento sonámbulo. Heridas pueden ser sostenidas sin que se sienta dolor; al despertar, el individuo no tendrá recuerdos de lo que haya hecho, experimentado, o dicho en el nivel 6. La gente no puede recordar lo que han experimentado en este profundo estado de trance. Este no es un nivel deseable, e indica que la dosis administrada ha sido excesiva.

Referencias